viernes, 17 de febrero de 2012




SOBRE CERDOS Y MAÍZ TRANSGÉNICO
MÁS QUE NUNCA DEBEMOS ABOGAR POR UNA ÉTICA PERIODÍSTICA QUE PERMITA A LOS LECTORES FORJARSE UNA OPINIÓN FUNDAMENTADA SOBRE LOS DIVERSOS ASPECTOS DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA
PARA EMPEZAR, sugiero al lector que haga una encuesta entre sus conocidos sobre lo que piensan en relación con el consumo de alimentos transgénicos. Vaya, para no ir tan lejos, mejor pregunte primero a sus encuestados ¿qué es un alimento transgénico?, ¿cuántos de los alimentos que consume han sido modificados genéticamente? y ¿qué sabe sobre el efecto de su consumo en la salud? Acto seguido, proceda a preguntarles cuál es el origen de esa información. Si el interrogatorio es escrito, puede ayudar al encuestado en esta última pregunta dándole opción múltiple que incluya: a) la experiencia (enfermedad o intoxicación propia, de un conocido o de un animal); b) una opinión escuchada en la radio o la televisión; y c) la lectura de un artículo de algún experto en enfermedades genéticas (referida, claro, a los genes que comemos, no a los que tenemos).
Sin temor a equivocarme puedo afirmar que poca gente podrá contestar que todos los alimentos que consumimos han sido modificados genéticamente, y que estas modificaciones se dieron desde los inicios de la agricultura, con el fin de hacer que los productos del campo fueran cultivables y comestibles. Por ejemplo, nadie come teocintle, el ancestro del maíz; además, a diferencia del teocintle, el maíz no avienta los granos al suelo y éstos se conservan en la mazorca, por lo que la planta no puede reproducirse sin la ayuda del hombre, por no hablar de la adaptación del maíz a determinado clima, suelo y sobre todo de su resistencia a plagas específicas. Pocos sabrán también que la diferencia con los llamados transgénicos es que, con las herramientas de la biología moderna, las modificaciones genéticas pueden hacerse ahora no sólo con los genes del maíz sino con genes de cualquier especie. Es decir, que la información genética que hace que una bacteria mate a un insecto, se le puede poner al maíz para volverlo resistente al mismo insecto.

Mediante la encuesta también se encontraría que las ideas negativas que el común de los ciudadanos tiene hoy en día sobre los alimentos trans-génicos, al menos en lo que a su efecto en la salud humana se refiere, no proviene de ninguna evidencia documentada, sino de lo que se sabe indirectamente a través de lecturas que no fueron cuestionadas o debatidas, o por lo que se ha escuchado en radio y televisión. Y para muestra, un botón: me permito poner a la consideración del lector una vivencia personal relacionada con una lectura sobre el tema del maíz transgénico que me lleva a hacer un llamado a comer y leer de todo pero con cautela, mesura y espíritu crítico.

Estaban los cochinitos...
El 15 de junio de 2002 se publicó en el diario La Jornada un artículo titulado “Embarazos transgénicos”, firmado por Silvia Ribeiro, que poco después fue ampliamente difundido por Internet. Es importante señalar que La Jornada se caracteriza por la amplia cobertura que da a noticias de ciencia y tecnología, y que el tipo de problemas al que voy a referirme es común en la prensa de México.

De acuerdo con el artículo, el porcicultor estadounidense Jerry Rosman, que lleva más de tres décadas criando cerdos en Shelby, Iowa, habría tenido serios problemas en los últimos dos años pues la reproducción de sus animales disminuyó hasta llegar a 20% de las crías que obtenía antes con sus 200 cerdas. Una vez que Rosman decidió supervisar el asunto personalmente se dio cuenta de que el 80% de las cerdas tenía un ciclo normal, es decir, que las pruebas de laboratorio indicaban embarazos, pero sólo 20% llegaba a término, el resto ni abortaba ni paría: ¡el embarazo desaparecía! Las cerdas volvían a entrar en celo y el proceso de los seudo-embarazos se repetía sin que los laboratorios de análisis detectasen alguna enfermedad. El porcicultor decidió sacrificar a las madres y las autopsias mostraron que no tenían embarazos reales, sino solamente líquido. Rosman “oyó” que otro criador también estaba sacrificando a sus animales por razones similares y finalmente cuatro criadores, en un radio aproximado de 10 kilómetros, cayeron en la cuenta de que sufrían el mismo problema. Todo esto, señala Ribeiro, fue publicado en el Iowa Farm Bureau Spokesman el 4 de mayo de 2002.

De acuerdo con el artículo de La Jornada, Rosman comparó su situación con la de otros productores afectados, y encontró una constante: todos alimentaban a sus cerdos con maíz transgénico del tipo Bt (véase recuadro). Encontró también que las pruebas de laboratorio revelaron que el maíz estaba contaminado con hongos, en particular con dos cepas del hongo Fusarium. Más adelante el artículo cita un dictamen que a la letra dice: Gary Munkvold, un fitopatólogo de la Universidad Estatal de Iowa, comentó que por la amplitud de las pruebas que hizo Rosman para eliminar otras causas de los seudo-embarazos, y el hecho de que con el cambio de alimento desaparecieron los síntomas, se puede suponer que están en lo correcto al creer que el maíz Bt fue la causa. A pesar de estar en “la pista correcta”, agrega: “en estudios realizados en laboratorio, el maíz Bt generalmente ha mostrado menor fre-cuencia de contaminación con Fusarium que el maíz convencional”. Según Munk-vald, esto se debe a que el maíz Bt no sufriría los ataques del barrenador europeo del maíz, situación que favorece las infecciones de Fusarium (véase recuadro). Esta información no es analizada por la autora, sino que a partir de este punto el artículo de marras simplemente repite lo que en muchas ocasiones se ha escrito sobre los transgénicos: que los niveles de incertidumbre sobre los efectos de los transgénicos en la salud son altos; que las compañías sólo buscan recuperar rápidamente sus inversiones, sin importarles qué consecuencias puedan tener sobre la gente, los animales y el ambiente; que los campesinos lo plantan por ignorancia, y finalmente que los consumidores estamos siendo usados como “cochinillos” de indias gratuitos de la industria biotecnológica.
El maíz Bt 
El principal producto de la biotecnología vegetal moderna que se siembra en los Estados Unidos es un maíz conocido como Bt, por contener el gen de una bacteria, Bacillus thuringiensis. Aproximadamente el 30% del maíz que se siembra en ese país es transgénico y de acuerdo con un estudio de caso del Centro Nacional para Política Agrícola y Alimentaria (http://www.ncfap.org) realizado en 2001, en la producción de 1.6 millones de toneladas de maíz Bt se dejaron de aplicar 1.18 millones de kilos de principios activos de insecticidas químicos. El maíz Bt produce una nueva proteína que resulta tóxica para el voraz gusano barrenador, que es eliminado cuando consume el tejido de la planta. De hecho, la bacteria Bacillus thuringiensis se ha usado desde hace décadas como bioinsecticida.

La nueva proteína es sólo una de las miles que contiene el maíz y es segura en la alimentación humana, tan segura como el resto de sus proteínas, como lo demuestran decenas de pruebas realizadas por todo el mundo. En estas pruebas, además de analizar la estructura de la proteína Bt para verificar que no tuviera ningún parecido con proteínas de alimentos que causan alergia en algunas personas, como es el caso de la nuez, los cacahuates, el trigo, etc., también se hizo una evaluación alimentando a animales de laboratorio con cantidades inusuales de la proteína, equivalentes a que ésta se usara como única fuente de proteína por toda la vida. Finalmente, después de varios años de consumo en los Estados Unidos no se ha detectado ningún problema de salud asociado a la proteína Bt. Uno de los principales riesgos en el consumo de maíz resulta de la contaminación por hongos. Cuando un insecto ataca una mazorca, se abre la puerta para la infección con hongos, dentro de los cuales los más comunes y peligrosos son Fusarium sp. y Asper-gillus flavus, este último productor de aflatoxinas, que son actualmente las toxinas cancerígenas más potentes que se conocen y, por lo antes expuesto, poco frecuentes en el maíz Bt.

Los alimentos transgénicos han sido los más vigilados en la historia de la ciencia y tecnología de alimentos.





Disponible en: http://www.comoves.unam.mx/articulos/cerdos/cerdos.html


Comentario: En este artículo de carácter científico nos dan a conocer que nosotros como consumidores estamos siendo el experimento de las empresas y/o laboratorios que se quieren dedicar a la producción de los alimentos transgénicos, personalmente esto hace que deje de confiar en lo que como y quiera producir mis propios alimentos.


Autora de entrada: Astrid Espinosa Sánchez.



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